Córdoba: la belleza de los reencuentros
Córdoba 11/2024
Un viaje tan esperado, que se fue gestando con ilusión entre sueños y calendarios.
Por fin llegó el día, y arrancamos rumbo al sur con el coche lleno de ganas de descubrir, de respirar otros ritmos, de dejarnos impresionar por la historia y la belleza de Andalucía. En la foto quedamos nosotros —mi mujer, mi hija y mi sobrino— capturados tras una ventana enmarcada de verde, rodeados de plantas y color, pero los verdaderos protagonistas son también los momentos que no salen: las canciones a coro durante la carretera interminable, los juegos y risas compartidas, las cabezadas de los críos vencidos por el cansancio, mi mujer de copiloto, empeñada en que el viaje fuera tan seguro como divertido.
Cruzamos paisajes que parecían cuadros y fuimos entrando en Andalucía como quien cruza a un mundo distinto: ciudades blancas, patios repletos de vida, piedras cargadas de historia. Córdoba nos recibió con su magia silenciosa, sus flores, sus callejones que parecen abrazarte. Encontrar rincones como el de la imagen es encontrar refugios de calma dentro de la emoción del viaje.
Más allá de los lugares y los monumentos, este viaje fue para reencontrarnos unos con otros: desconectar de la rutina, reírnos de las pequeñas cosas y sentir que los lazos de amor y familia salían más fuertes y renovados. Cada fotografía que hicimos allí es ahora una puerta a nuestra memoria común: basta mirarla para recordar anécdotas, aromas, canciones, miradas.
El viaje terminó, pero a veces parece que nunca se fue del todo. Seguimos compartiendo las fotos, las historias, y siempre que vemos esta imagen, volvemos por un instante a aquel patio cordobés, a la luz de Andalucía, a la felicidad sencilla de estar juntos y sabernos afortunados.